Athos siempre me había dado consejos útiles en situaciones quizás no de
las más optimás, por ejemplo una de esas noches en las que la bebida
tomaba poseción de su cuerpo, me había dicho que las primeras semanas de
un enamoramiento eran fundamentales, que ahí uno realmente podría decir
si estaba enamorado o simplemente era una especie de estupidez
pasajera.
En resumen lo que él me había querido decir que si veía por dos semanas a
una muchacha y me "enamoraba" , la única manera de saber si era amor y
no otra cosa era dejarla de ver la misma cantidad de tiempo en la que me
habia tardo en enamorar, si lo pensaba era como una de esas ecuaciones
matematicas.
La noche de navidad luego de que se cumplieran tres semanas de estar en
la guerra había asumido que realmente lo que sentía por la reina no era
devoción, no era un amor platonico ni tampoco era algo vinculado con
Constanza. Estaba enamorado de la mujer de la que no debía ni podía
enamorarme.
Di un gran suspiro la cabeza me iba a explotar y lo peor es que la
guerra no me estaba ayudando, cuando estaba en acción , mi cabeza
pensaba en como mantenerme vivo y como ayudar a quienes estaban más
cerca pero luego cuando cada uno volvía a su trinchera , ella volvía a
mi cabeza.
- Irás a Burdeos -
Con esas simples palabras habia pasado de estar en el limite de Flandes,
peleando en el norte del pais y de un momento para otro ya estaba en mi
provincia , al sur .
La verdad era que no se estaba mejor en ninguno de los dos lados, por
esas cosas que tenía la vida me había enterado que Armand, mi amigable
compañero de guardia había muerto. El cardenal tambien estaba perdiendo a
sus hombres cosa que estaba más que seguro que no le haría para nada
feliz.
Pero eso no quedaba alli en Burdeos, para mi mala suerte dado que tenia
mis planes de fin de año, había pensando e ir a pasar fin de año con mi
madre , mi estadia en la capital del Guyena habia durado una semana .
- "Vuelves a Paris, ordenes del cardenal". - había leido en la carta que M.Treville me había enviado unos tres días atras.
Tal como me habían pedido ahora me encontraba atando a mi caballo en la
caballerisa del palacio de Saint German en donde para mi suerte o mala
suerte aún estaba ella.
- Es bueno verte de nuevo M.D'artagnan - me hablo una de las
cocineras con una sonrisa, la muchacha era joven , rubia , de ojos
oscuros y una figura muy agradable para la vista.
- Me alegra tambien volver - dije con una sonrisa aunque no
estaba tan seguro si realmente estaba feliz de volver aquel palacio más
si mis sospechas eran ciertas. -...- alce mi vista para verla y
preguntar que era lo que habia ocurrido debido a que algunos rumores
sobre la fiesta de navidad habían llegado a mi pero me quede en trance
sin decir nada.
Ella me miró con una sonrisa , me sonreí de costado dado que sus ojos
estaban pozados en mi cabeza y si , Burdeos me habia dejado un lindo
regalo, una cicatriz cerca de la ceja, una mas arriba de la frente y mi
pelo corto. Estaba a un paso de volverme ingles , con el pelo así y la
barba más crecida debido al frio que hacia en está época.
- Escuche lo de Armand - volvio hablar ella con cierto grado de tristeza - era un buen hombre.
Baje mi mirada hacia mis manos y moví la cabeza.
- Si , una lastima - conteste sin decir que más podía decir.
Me había pasado tres semanas junto a él y al ser del bando del cardenal
mucho no había hablado, pero al enterarme de su muerte su cara habia
venido a mi mente, no de cualquier momento sino de cuando me habia dado
la carta de M.Treville. Quizás su cara larga era porque tambien le había
tocado irse.
Miré hacia el reloj , hoy era mi noche libre , había llegado recien y
aun me tocaba hablar con los nuevos hombres para ver que horarios me
tocaba a mi. Quizás lo que más me convenia era que me tocara en la
mañana así la brecha entre nosotros , entre ella y yo crecía.
- Si me disculpas tengo que acomodarme - hice un leve movimiento con la cabeza y tome mi bolso de cuero en donde tenía mis cosas para echarmelo al hombro.- buenas noches Adele
Con mucho cuidado entre al palacio por la parte de servicio, las cosas
parecian que no habia cambiado demasiado desde mi partida hacia un mes,
la única diferencia era que cada tanto se podía ver los adornos
navideños. Un reno, algo rojo, las flores nevadas ó algo de ese estilo.
Entre mi habitación en donde estaba un joven, de no menos de 16 años ,
flaco , de cabellos oscuros un poco rizados y ojos claros, como diría
Porthos un mozalbete.
Me sonrei de costado. Realmente las bajas debían ser muy grandes para
aceptar espias tan jovenes,yo cuando habia llegado a Paris recien tenia
18 años, dos años era dos años.
- Soy D'artagnan - dije dejando las cosas en la cama que parecia estar desocupada.
El joven se levanto rápido de la cama e hizo un gesto. Un pequeño saludo
que hacian los mosqueteros más jovenes. Me sonreí , ¿Él había sido mi
remplazo?
- Andre señor - contesto con firmesa
Me acerque a el y palmee su hombro, él estaba intentando darme una buena
impresión. Por un momento me recordo a mi cuando había llegado a Paris,
siempre intentaba dar una buena impresion aunque me había ganado mis
amigos por estropear esa impresión.
- Tranquilo , Andre
Antes de que pudiera contestar algo la puerta se abrió dando lugar a
Oliviere , otro hombre que respondía al rey pero no servia a los
mosqueteros sino a otro escuadron.
- Te toca - dijo tirando la espada en la cama y luego el sombrero - esas
mujeres, yo no se como aguantare otra semana aqui ...menuda suerte la
que has tenido. Yo que tu me hubiese quedado en la guerra, hasta sin
paga - murmuro Oliviere mientras comenzaba a sacarse la chaqueta.
- Si - solte más por algo mecanico que por estar de acuerdo.
Vi que Andre estaba por tomar su espada y quizás era mejor que yo
volviera a mi puesto, mi cuerpo estaba cansado casi no había dormido en
los últimos dias pero ya me recuperaría en la casa de Porthos en su
fiesta de fin de año.
- Iré yo Andre, quedate - me apure a tomar mi espada - mañana en la mañana puedes tomar la guardia tú, eres joven y estoy seguro que te costara menos en la mañana
El joven miró al otro hombro como buscando una respuesta , la cual fue dada con un simple movimiento de cabeza.
- Estan en el salon , ese en la que siempre estan - Oliviere me miró y se sonrio - espero que te dejen dormir a Andre no lo dejaban.
El muchacho miró hacia abajo avergonzado pero yo simplemente me sonreí ,
yo sabia como eran aquellas damas capaces de hacer que cualquier se
sintiera mal, hasta el más experimentado de los hombres.
- Estoy seguro que algo podré hacer - dije antes de cerrar la puerta con cuidado.
Los ojos se me cerraban un poco , estaba cansado pero el impulso de
volver a verla, de tal vez robar un segundo a solas con ella sacaba de
mi fuerza que no sabia de donde salía.
Estaba llegando a la sala cuando en el corredor vi que estaba Marie
Hautefort junto a Motteville, ambas reían parecía que estaban planeando
algo, seguramente algo contra el pobre de Andre.
- Buenas noches , ladies - hable y las miré con una sonrisa.
Ambas se voltearón y se llevarón un gran asombro cuando se dieron cuenta
que en efecto no se trataba de Andre , sino de mi , el gascón como me
habían apodado.
- ¿Qué ocurre? - pregunté sin perder la sonrisa - Andre estaba algo indispuesto y como he vuelto pense que tal vez podría cubrirlo yo ¿No les molesta no?
La dos damas se volvieron a mirar , Motteville me dedico una sonrisa,
parecía que mi ausencia había venido bien , ahora ella parecía no
molestarle del todo mi presencia , lamentablemente no podia decir lo
mismo de Hautefort quien aun conservaba en su mirada cierto dejo de
picardía hacia mi.
- Tenía entendido M.D'artagna que había ido a Flandes no a Inglaterra - dijo indicando hacia su cabeza. Era una clara alusión a mi nueva apariencia. - Está a un paso de que lo acepten en en la corte de Enrique VIII ó espera eso ya está pasado de moda ¿Dondé quedo su bigote?
Alce una de mis cejas debido a que mi nuevo estilo no fue por
revolucionar nada, estaba de mas decir que los hombres en su mayoria
usaban el pelo largo y el bigote, a menos que fueran hombres más mayores
o de letras , ellos se dejaban la barba pero aun conservaban su pelo
largo.
- El bigote desaparecio con el frio, mucho frio cerca de Flandes y
bueno el pelo desaparecio cuando al cirujano se le dío por cortarme el
pelo para que la herida no se infectara. Nunca debes dejar que el
cirujano sea tu peluquero, no son realmente muy buenos.
- Lamento lo de vuestra herida - dijo Motteville apenada antes de
mirar hacia el reloj, era a un una niña tan joven y era de la más
amigas de la reina. Sin duda era una cosa de union española, su madre al
igual que la reina eran del mismo país. - iré avisarlas a las damas que ya es hora de dormir.
Asentí con la cabeza como una pequeña reverencia antes de que se
marchara , me gire sobre los talones pensando de que Marie iba a seguir a
Francoise pero me equivoque.
- Creo que usted es sordo caballero - madame de Hauterfort me miró fijo , con aquella mirada de advertencia.
- ¿Por qué? - pregunte con total inoscencia aunque en el fondo sabía lo que iba a venir asi que me acomode para mirarla mejor - ¿Usted me ha dicho algo ? Que yo recuerde su pregunta por mi pelo y bigote ha sido respondida señora.
- D'artagnan , creo que es un hombre que sabe muy bien las cosas que
han pasado en la corte desde que llego, me refiero desde la época de
Buckigham , sabe como es la situación entre los reyes y ahora al igual
que otros hombres intenta acercarse a la reina dedicandole sonrisas,
miradas y rosas. - hablo ella muy segura en un tono bajo pero ahora más amenazador mientras se acercaba a mi - Cuando se fue le dejo un pequeño presente. ¿Qué es lo que pretende?
-Nada - conteste con firmeza - yo no pretendo nada , ella es
mi reina y yo simplemente soy un caballero. No soy un espia del
cardenal, sino un amigo como lo fue Constanza
Nos quedamos en silencio pero ambos mirandonos fijamente como si se tratara de un juego de ajedrez.
- Madame, usted al igual que yo daría mi vida por la reina. - agregue antes de separme.- no debe por que preocuparse.
Los pasos se escuchaban cerca y si ella ó Motteville se habían enterado
de la rosa había sido por algún descuido mio. Quizás no había sido muy
inteligente en dejarle la rosa roja en la capilla a la que iba a rezar.
La puerta se abrió justo en el momento en el que yo me apoyaba en el marco de la ventana.
Ana de Austria aparecio en el corredor junto a sus damas de compañia,
estaba usando un vestido de color azul oscuro con uno que otro detalle
en dorado. No era un simple vestido para mi vista, quizás no sabia
demasiado sobre costura de alta gama pero ese parecia más un vestido
para alguna ocasión especial.
Sentí un pequeño pinchazo en pecho , un sentimiento que no había experimentado antes.
Baje la vista mordiendome el labio superior en señal de respeto al
sentir que su vista se posaba sobre mi persona. Los pasos de las demás
damas se apagaron , lo cual hizo que volviera a levantar mi vista para
ver que era lo que estaban haciendo.
Lo primero que me encontre que llamó mi atención fue una dama, no era
cualquier dama, sino se trataba del amor prohibido del cardenal ó bien
podía ser que "eso" simplemente fueran rumores. En cuestion la dama se
trataba de madame de Chevreuse , y hasta por donde yo tenía entendido
estaba exiliada. Sin duda que Ana de Austria jugaba con fuego, si el
cardenal supiera de esta sola presencia aqui sería un dolor de cabeza
para la princesa española.
Pero aunque el sequito se detuvo y su mirada estuvo en mi un segundo , todo parecía un poco diferente a lo que yo recordaba.
Sus ojos azules me decían algo que aun no podía decifrar. Unos hermosos ojos que me daban señales
Pero antes que alguno de los dos pudiese decir algo, madame de Chevreuse
le dijo algo en el oido y volvieron a caminar hacia los aposentos
reales. Ya no iban todas, sino que solamente era ella, madame de
Chevreuse y Hautefort. El resto camino cada una hacia sus respectivos
aposentos.
Suspire pesadamente sentandome en mi silla, sonreí ante aquel
pensamiento, no era mi silla, nada de lo que había ahi podía ser mio
nisiquiera el amor que sentía por ella. Quizás Athos tenía razón, estas
semanas separados no habían hecho más que demostrarle a ella que no
habia nada entre nosotros ó tal vez solamente era yo el que había
sentido sentimientos reales aunque ¿Por qué las damas venían hacia mi
para aclarar ciertas cosas? Realmente no tenían demasiado sentido.
Coloqué mis brazos por arriba de mi pecho mientras dejaba caer mi cabeza
hacia un lado, presentía que la noche iba a ser larga y mi cuerpo no lo
iba a resistir.
* * * *
- D'artagnan
Aprete los ojos con un poco de fuerza, estaba tan dormido que realmente no tenía ganas de abrir los ojos.
- ¿Si? - pregunte con pereza mientras abría los ojos con bastante
lentitud, me costaba ver de quien se trataba debido a que aun no
lograba enfocar bien mi vista debido al cansancio que aún tenía mi
cuerpo - ¿Qué ocurre? - cerre un ojo para lograr ver que se traba de Motteville junto a Sylvie.
Fue un silencio largo , tan largo que empezaba a preocuparme de que algo
malo hubiese pasado mientras yo habia caido en los brazos de morfeo.
- ¿Le ha pasado algo a su majestad? - pregunté bastante alarmado incorporandome en la silla.
Ambas damas negaron con la cabeza.
- Es que ...- Sylvie parecia algo nerviosa mientras que Motteville miraba hacia la alcoba real. - Podrías acompañarnos a mi habitacion - agrego en un tono más timido
Al escuchar aquella invitación me sentía bastante sorprendido, mi cara lo decía todo.
- Yo tengo que hacer guardia - fue lo primero que salio de mis labios.- Yo no...
No era un excusa muy creible luego de que me encontraran durmiendo pero
era la realidad. No podía dejar el puesto a menos que su majestad me
llamará ó me dieran un mensaje muy importante. Ordenes eran ordenes.
- Sólo son cinco minutos , es importante ...- mademoiselle Motteville se acerco más a mi - asunto de estado.
Las mire a ambas , seguía sin estar muy convencido sobre si podía
abandonar mi puesto pero podian ser dos opciones: la primera era que me
estaban engañando y que esto era algún tipo de juego, si al pobre de
Andre sufria con su guardia por algo debia ser . La segunda opcion
podría ser que aquellas palabras fueran reales y que tenían algo que
decimr aunque si era un asunto de estado ¿Por qué me lo decían ellas y
no la reina?
- De acuerdo - conteste parandome y luego haciendo un pequeño
ademan para darles a entender que las seguiría hasta la habitación de
cualquiera de las dos.
Ellas entraron y Sylvie me invito a pasar dejando la hoja de la puerta
abierta. Con cuidado entre y cerrando la puerta sigilosamente dado que
por lo visto ellas no querían ser descubiertas.
Sylvie parecía algo nerviosa, como si ella fuera la del secreto aunque
Motteville era la que se movia por la recamara de una punta a otra.
Sin decir nada me apoye contra la ventana y me cruce de brazos para
esperar que alguna de las dos se animará a hablar sobre aquel asunto de
estado.
El silencio era tan grande que podía sentir el pendulo del reloj.
- Yo me siento muy apenada - comenzo a hablar Sylvie - pero
creemos que no esta bien, quiero decir, ambas somos muy devotas a la
reina, ella es nuestra amiga pero se ha dejado influenciar por madame de
Chevreuse
La miré un tanto extrañado porque no entendía muy bien de que iba todo
eso. ¿Acaso era que me iban a contar algo para traicionar a Ana de
Austria?
Instintivamente sacudí la cabeza cosa que llamó la atencion de las dos
mujeres y suspire pesadamente. Aunque lo intentara evitar terminaba
metido en estos secretos.
- No logró entender muy bien a que se quiere referir - movi mi mano invitandola a que siguiera con su relato. - ¿Yo en que podría ser util?
Ellas se volvieron a mirar y esta vez fue mademoiselle Motteville quien parecía que iba a tomar la palabra.
- Eres leal a la reina, podrías haberla delatado con el rey ó el cardenal por lo que viste aqui tu primera noche - ella hablo mientras dejaba de caminar para tomar asiento al lado de Sylvie - Yo sé que su majestad te tiene estima, por lo que haz hecho en el pasado y porque ahora ...- hizo una pausa larga mirandome de manera significativa - eres su "amigo" - dijo en un perfecto español -Necesitamos
hacerle ver que el plan de madame no es muy bueno y que podría ser
perjudicial para ella. Tú eres el único que esta afuera del circulo al
que le tiene estima, ella sabe que estas aqui para informar al rey y el
cardenal.
Levanté mi mano para llevarla hacia una de mis cejas y suspire , me
estaban pidiendo algo absolutamente ridiculo ¿ Cómo iba ir yo hacia la
reina a darle consejos? ¿Quién era ahí? Por mucha estima que Ana de
Austria podría tenerme , estaba seguro que aquello no iba alcanzar para
que la hiciera desistir sobre su plan.
- Entiendo que el asunto en cuestión es bastante serio pero ...- volví hacer una pausa y miré hacia Motteville para que fuera ella quien me contestara la pregunta . - ¿De que se trata dicho plan?
La dama y amiga de la reina suspiro de tal modo que daba a enteder que había hecho una pregunta bastante dificil de responder.
- Si yo no se de que se trata no puedo ayudarles ...- agregué para que la dama sintiera que debía decirmelo y no me fuera a esquivar.
- Prometa que no dirá nada - ella me miró y yo le devolvi aquella mirada haciendo un leve movimiento con la cabeza - Madame
de Chevreuse le ha insistido a su majestad que la única manera que
tiene para volver a la corte y que su cabeza no este en juego es dandole
un hijo al rey...- se detuvo buscando con mirada algo que parecia no estar en la habitación. - El
asunto de las cartas españolas es muy critico y ha empeorado la
situación. Lo único que la salvaría sería un heredero....un heredero a
cualquier precio ¿entiende?
Mi vista se agudizo, realmente no estaba entendiendo muy bien a lo que
se referia asi que me despegue de la pared en la que estaba apoyado y di
un paso hacia ella con mis ojos curiosos porsaber exactamente lo que me
queria decir.
- Un heredero a cualquier precio ¿Quiere decir que ...? - alce mi ceja para presionarla levemente.
- Que madame se le ha ocurrido que si el rey no puede ser un esposo
para ella otro hombre ocupara aquel puesto en la vida de la reina por
eso mismo usted ha visto salir a M.Francois de su habitación.
Mi boca se abrio levemente entendiendo realmente el significado de todo
aquello, trague saliba sin poder evitarlo y llene mis pulmones de aire.
- Si el rey se llegará a enterar de que la reina ha tenido amantes
por sugerencia de Madame de Chevreuse esto podría ser una guerra total,
usted recuerda la epoca del duque - Motteville se veía bastante
afectada, a pesar de que ella no habia vivido en aquella época parecia
que su madre le habia contado todo lo referido aquellos años.
Sentí como mi cuerpo levemente se tambaleaba, me estaba enterando de
algo sumamente peligro para todos hasta ponía en riesgo al pais. Si el
hermano del rey se enterase de esto podia ser una declaración de guerra
entre los hermanos y llevar a Francia a una guerra civil ó lo peor de
que el duque de Orlands fuerá el proximo rey. Aunque de todas maneras si
no había un heredero pronto España e Inglaterra vendrían por nosotros.
- Yo ...- comence hablar algo temeroso - ... - me mordi el labio superior arrancandome un poco los pelos de la barba - Intentare hablar con la reina aunque si ella no las ha escuchado a ustedes no creo que lo haga conmigo pero en fin - suspire pesadamente.- Volveré al trabajo.- hice una pequeña reverencia con la cabeza y me dispuse al salir.
Tomé la puerta para abrirla y estaba saliendo cuando sentí una mano sobre mi brazo.
- Yo creo que tú puedes hacer que ella entre en razón, te mirá de una
manera distinta a la que mirá a otros hombres. Lo oculta muy bien ,
pero se que es asi ...- me susurro Motteville al oido.
La mire tragando saliba , sus palabras decían más de lo que cualquiera
otro podría haber escuchado y asentí con la cabeza sin saber exactamente
si eso me daba pie poder ayudarla realmente ó querer irme para no
empeorar las cosas.
Salí de la habitación con el corazón en la mano sin saber que hacer.
Camine hacia la silla que se encontraba al lado de la ventana y me
sente. Me esperaban largas noches si es que el heredero no llegaba
pronto.
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