Athos siempre me había dado consejos útiles en situaciones quizás no de
las más optimás, por ejemplo una de esas noches en las que la bebida
tomaba poseción de su cuerpo, me había dicho que las primeras semanas de
un enamoramiento eran fundamentales, que ahí uno realmente podría decir
si estaba enamorado o simplemente era una especie de estupidez
pasajera.
En resumen lo que él me había querido decir que si veía por dos semanas a
una muchacha y me "enamoraba" , la única manera de saber si era amor y
no otra cosa era dejarla de ver la misma cantidad de tiempo en la que me
habia tardo en enamorar, si lo pensaba era como una de esas ecuaciones
matematicas.
La noche de navidad luego de que se cumplieran tres semanas de estar en
la guerra había asumido que realmente lo que sentía por la reina no era
devoción, no era un amor platonico ni tampoco era algo vinculado con
Constanza. Estaba enamorado de la mujer de la que no debía ni podía
enamorarme.
sábado, 27 de febrero de 2016
D'artagnan's Love: Vino
La noticia de la muerta de la esposa de mi amigo Porthos me habia tomado
por total sorpresa. Había dudado si ir o no ir dado que no lo veía
desde su casamiento y de eso ya habián pasado unos cuantos años.
- Es algo que tienes que hacer - me dije a mi mismo y asi fue como abandone el palacio de la Reina.
Él único que sabia bien el porque de mi ausencia en mi trabajo era mi capitan Treville y por supuesto que el cardenal junto al rey pero del resto me había encargado de solo decir que debía tomarme unos días por cuestiones personales. No me queria hacer el misterioso pero luego de toda la vigilancia que tenía sobre mí, estaba bien que los dejara tranquilos a todos pensando que tenía una vida afuera de mi trabajo ¿ Tenía una vida fuera del trabajo?
Busque la respuesta en mi cabeza y al encontrarla la verdad fue que no me gusto demasiado. No es que me precoupara el hecho de no estar casado ó que ya tenía treinta años y no tenía hijos. Sino fue que todo aquello que no tenía era porque realmente me había ocupado de perseguir una promoción en mi categoria como mosquetero. Mi vocación como mosquetero desde niño había desecho otro anhelo. Estaba seguro que mi madre preferia un nieto a quien adorar que a un hijo que se iba a la guerra y solo Dios sabía cuando volvería.
- Es algo que tienes que hacer - me dije a mi mismo y asi fue como abandone el palacio de la Reina.
Él único que sabia bien el porque de mi ausencia en mi trabajo era mi capitan Treville y por supuesto que el cardenal junto al rey pero del resto me había encargado de solo decir que debía tomarme unos días por cuestiones personales. No me queria hacer el misterioso pero luego de toda la vigilancia que tenía sobre mí, estaba bien que los dejara tranquilos a todos pensando que tenía una vida afuera de mi trabajo ¿ Tenía una vida fuera del trabajo?
Busque la respuesta en mi cabeza y al encontrarla la verdad fue que no me gusto demasiado. No es que me precoupara el hecho de no estar casado ó que ya tenía treinta años y no tenía hijos. Sino fue que todo aquello que no tenía era porque realmente me había ocupado de perseguir una promoción en mi categoria como mosquetero. Mi vocación como mosquetero desde niño había desecho otro anhelo. Estaba seguro que mi madre preferia un nieto a quien adorar que a un hijo que se iba a la guerra y solo Dios sabía cuando volvería.
D'artagnan Love: Almuerzo
A la mañana siguiente me desperte con ese dolor de cabeza que se tiene despues de haber bebido toda una noche.
Quizás había bebido demasiado y aquello, si aquello, habia sido un sueño inducido por el alcohol y el deseo.
Aquel juego del gallo ciego mehabia hecho perder totalmente la cabeza, había dado mi palabra pero ahora en ese momento lo mejor que podia hacer era irme. Debía irme del palacio antes de que terminara como algún otro cortezano envuelto en alguna intriga real que solo hace que se termine perdiendo en el olvido.
Estaba por levantarme de la cama cuando tres golpecitos secos sobre la puerta de madera llamarón mi atención.
Quizás había bebido demasiado y aquello, si aquello, habia sido un sueño inducido por el alcohol y el deseo.
Aquel juego del gallo ciego mehabia hecho perder totalmente la cabeza, había dado mi palabra pero ahora en ese momento lo mejor que podia hacer era irme. Debía irme del palacio antes de que terminara como algún otro cortezano envuelto en alguna intriga real que solo hace que se termine perdiendo en el olvido.
Estaba por levantarme de la cama cuando tres golpecitos secos sobre la puerta de madera llamarón mi atención.
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