Porthos y
D'artagnan se habían tardado en llegar a la casona momento el cual había
aprovechado el señor de las tierras de Du-Vallon para conversar con el
mosquetero sobre aquel tema que había perdido veintidós años atrás.
-Debo felicitarte – comenzó por decir el
obelix viendo que la casona ya estaba casi a la vista pero que aún tenían
tiempo.
- ¿Por qué? – preguntó el mosquetero
mirando a su compañero bastante extrañado.
- Athos y Aramis no te lo dirán, bueno no de
la manera en la que yo lo hare….- Porthos se interrumpió al ver que el
obispo salía de la casa y comenzaba a caminar hacia ellos – Ana de Austria es una mujer hermosa.
El gascón
se quedó viendo a su amigo frunciendo su entrecejo y tenso la mandíbula. Se
sentía incómodo el hombre
-Porthos…