El gascón abrió los ojos con bastante dificultad, se sentía cansado, el cuerpo le dolía y sentía que había dormido por días.
La habitación se le
movía con mucha lentitud por lo que decidió cerrar los ojos y una vez
para abrirlos unos segundos después, giró la cabeza y vio que el conde
de La Fere se encontraba en la cama de al lado. El mosquetero se sintió
más tranquilo, podía respirar más relajado al ver a su mejor amigo allí
con él.
- El diablo siempre viene por ti y no logra más que hacerte un rasguño - dijo D'artagnan sonriéndose de costado con la fuerza que tenía
- Será que no es mi hora - Athos se acomodó en el borde la cama - en cambio a ti siempre te da en el hombro.